domingo, 18 de octubre de 2009

Hoy no...


Hoy tuve un sueño de los que se pueden clasificar como “extraños”. De alguna u otra forma me dejó una sensación de soledad, como si me faltara algo, sea objeto, persona, o recuerdo.
En un momento, aún aturdido por la siesta que había conciliado, pensé: “El ambiente está carente de espíritus”. Soy un joven al que si en algún momento le hubieran mencionado esas palabras se habría aterrado hasta ponerle la piel de gallina. Soy cobarde en todo sentido relacionado con espíritus y entidades paranormales.
Pero hoy no…
De hecho siento como si una de esas entidades me haya venido a visitar, quizás para pedirme ayuda, quizás para mostrarme algo nuevo.
Todos los días se aprende algo nuevo…

Me encontraba dentro de un lugar oscuro y divisaba tenues formas de personas abstractas, algunas con piernas que superaban los dos metros y caminaban rápidamente, otras que simplemente no tenían forma antropomórfica, tan solo eran sustancias de materia oscura, la misma que en todo el lugar que me rodeaba y sofocaba .
De vez en cuando se podían divisar sombras gracias a una luz que las reflejaba grisáceas…
Pero esto no es todo, luego de un instante, y entre mi desesperación, no recuerdo como pude lograr salir de mi celda de opresión y psicodélico terror.
Ahora estaba junto a una multitud eufórica en un ambiente abierto. Podía ver las estrellas y el suelo estaba embarrado al igual que el rostro y ropa de toda la gente que me rodeaba con eufóricas ganas de llegar hacia delante, como si alguna actividad importante estuviese ocurriendo más allá.
Al lado mío se encontraba un tipo un tanto peculiar… tenía leves problemas mentales y además era pequeño, muy pequeño… pero irradiaba unas ganas de protección que prontamente me aproximé a ayudarlo, ya que se encontraba en el suelo embarrado y vulnerable ante la multitud abrasadora.
Cuando me dice – gracias - es donde me doy cuenta de que tenía problemas mentales, por sus expresiones utilizadas y su tono de habla. Sin embargo era posible mantener una conversación cuerda con él…
Luego de un momento me dice que conoce una entrada para llegar al abismo y me explica que es la única forma de encontrar la paz para los ignorantes seres que tropezaban torpe y excitadamente entre ellos, para amontonarse más allá, como los conciertos que se hacen hoy en día.
Corrimos contra la corriente empujando a las personas contrarias y llegamos hacia un túnel debajo de una raíz de un árbol seco, típicos de los cerros de la zona central.
En las paredes, sustancias fosforescentes brillaban y alumbraban nuestras caras, sucias y transpiradas. Recorrimos un buen rato escuchando sonidos de “cosas” y ecos de golpes que se asemejaban a un hangar.
Llegamos a una cámara con una piedra gigante, del mismo fosforescente que habíamos visto antes… pero esta vez mi amigo no estaba… me encontraba totalmente solo ante esa enorme mole fosforescente. Tuve el certero pensamiento de tocar esa sustancia. Me acerqué y ví como un remolino absorbía en mi superficie a esos miles de seres y se los llevaba hacia algún otro lugar…

No pude salir de ese túnel… y menos saber qué fué o quien fue esa persona que estubo a mi lado...

Hoy tuve un sueño de los que se pueden clasificar como “extraños”. De alguna u otra forma me dejó una sensación de soledad, como si me faltara algo, sea objeto, persona, o recuerdo.

Mi aprendizaje ante este sólido y literal sueño es más complejo al que se puedan imaginar, pero puedo asegurar de que es serio y me ha servido para mi madurez mental…






“El ambiente está carente de espíritus”…




Hoy no

martes, 6 de octubre de 2009

Chryptotermis


Recorro cada uno de estos pasillos vislumbrando débilmente sombras que pasan a mí alrededor, escrutando cada una de las salas sin rumbo alguno. Examinando, palpando… ¡Que difícil es hallar en la oscuridad!. Más aún cuando lo que se busca es algo de lo que ni yo estoy segura de encontrar. Sin embargo, en mi ser, está el afán de seguir adelante, como una voz prometiéndome que si busco, encontraré.
Entre esquinas veo una posible salida a mi incertidumbre, tal vez me acerco cada paso más a mi verdad. Mientras doy movimientos torpes de a poco voy sintiéndome más propia de lo que estoy a punto de alcanzar. Ese deseo al cuál se le suma el éxito de lo que me he sumergido.

El sitio parece irradiar otro aspecto, un aspecto mucho mas limpio y claro de lo que ya estaba acostumbrada. Aunque logro divisar polvo levantado en el aire debido a unos halos de luz provenientes de una ventana que hace parecer aún oscuro y lúgubre el lugar. Sé que queda muy poco para llegar a mi destino…a mi verdad.

Llegando a la ventana veo algo increíble, ¡por fin!, ¡por fin he encontrado lo que tanto buscaba, la escapatoria a mi desolación!
¡OH pobre de mí que siempre tuve la felicidad al alcancé de mí y nunca tuve la capacidad de verla!… Esa luz que tan bella la veía tras esos centímetros de cristal parecía tan hermosa, como el ángel que cae del cielo para levantarte de tu más grande caída. Y estaba allí, a muy poca distancia de la mía. Me de decido en llegar a ella y golpeo duramente el cristal con mi débil cuerpo para poder romperlo y así llegar a mi salvación, por más que intento no logro. Caigo rendida al piso y mil pensamientos se vienen a mi cabeza. Pienso: ¡Tanto esfuerzo para nada!. Reúno fuerzas para dar el último intento y con toda mi adrenalina de pronto me hallo fuera de ese laberinto claustrofóbico.
Con excitación me dirijo a mi propio vicio que pronto rápidamente se convierte en obsesión y por fin lo tengo frente a mí sin ningún obstáculo aparente.
Saboreo el momento… ese placer de estar por fin con lo que tanto ansié y todo parecía estar increíblemente bien hasta que de pronto… un tormentoso dolor hace apagarse mi sistema nervioso y caigo atronadoramente en un delicioso sueño sin fin en el cuál por algún motivo ansiaba desesperadamente…creo que encontré mi solución...

Al otro día cerrando lo poco abierta que estaba la ventana de la casa el hombre se encuentra con un montón de cuerpos pequeños de polillas caídas por la trampa de insectos…



Autor: Angelo Magaña S.